domingo, 9 de junio de 2013

Reina del dolor

 Innovadora. Ella puede vestir cualquier cosa; se puede cubrir con la cortina de la abuela, ponerse esos aros que jamás comprarías, usar las medias corridas, el esmalte salpicado y hasta maquillarse como un oso panda que siempre va a parecer sacada de una revista de Vogue.
 No tiene nada de tradicional, es la chica cool y malcriada de alta sociedad. No acepta nunca un “NO” como respuesta; no se conforma con ser discreta ni cordial en público y es dueña de una empalagosa autosuficiencia.
 Marcar tendencia parece ser su objetivo en esta vida. Escucha The Kooks, una banda indie rock fashionista, y es partícipe habitual de festivales de música electrónica, ferias de diseño y bares de moda.
 De facciones dulces y armoniosas. Tiene ojos azules, una mirada penetrante y profunda, cabello rubio casi platinado y es dueña de una silueta codiciada. Su encanto es indiscutible, las mujeres arden de envidia cuando la ven pasar y los hombres caen rendidos a sus pies.
 Pero es inalcanzable para cualquier mortal. Es como una diosa a la cual se le rinde culto mirándola, deseándola y admirándola. Es inaccesible, inverosímil y extraordinaria. No está en sus planes enamorarse, no sabe cómo, lleva mucho extasiada por su sombra, por su reflejo, por ella misma.
 Su única compañía: su grandiosidad, su necesidad de aprobación, su falta de empatía y su menosprecio hacia los demás.
 Una gran novelista francesa dijo una vez: “La belleza exterior no es más que el encanto de un instante. La apariencia del cuerpo no siempre es el reflejo del alma”.